Julio 31, 2005

NANOGEOPOLITICA: ETC examina el paisaje político

En julio/agosto el Grupo ETC publicó Un informe especial de una serie de varios sobre nanotecnología, este sobre las cuestiones políticas que rodean las tecnologías nano escalares.

 

Asunto:

Temeroso de que la nanotecnología corriera la misma suerte que los cultivos biotecnológicos, el G8 utilizó la Cumbre de Gleneagles para promover “nuevas tecnologías” (incluida la nanotecnología y la biotecnología) como bala mágica que “haga de la pobreza historia” y neutralice el calentamiento global. Sugiriendo que habrá miles de millones de dólares para impulsar las capacidades de la ciencia en el Sur, el Norte espera hacer aliados entre los gobiernos, los científicos, las ONG de desarrollo y los ambientalistas del Sur. Entretanto, la acción real ocurre tras bambalinas, donde varias instituciones científicas/ gubernamentales/ empresariales se apresuran a negociar lo que la Unión Europea espera será el “código de conducta” de la nanotecnología (pero que a la luz de la oposición estadunidense puede convertirse en un “marco de trabajo de principios compartidos”) para que se fijen los criterios, las regulaciones y el modus operandi del mercado, todo a nivel global, en preparación de la más grande revolución industrial que la sociedad viera jamás. Las políticas sociales son reemplazadas así por políticas científicas. En este informe especial, el Grupo ETC revisa el emergente paisaje de la nano geopolítica.

Impacto:

Según la industria, la nanotecnología contribuirá a un mercado comercial que excederá el billón de dólares para 2011 y los 2.6 billones de dólares en 2014 (15 por ciento del rendimiento manufacturero global) —diez veces lo que la biotecnología, o algo equiparable con las industrias de telecomunicaciones e informática combinadas. Los países de la OCDE —convencidos de que la convergencia tecnológica a nivel nanoescalar es el “futuro”— emprenden una carrera a todo vapor para garantizar ventajas económicas: las consideraciones ambientales y de salud son secundarias; los impactos socioeconómicos tendrán que esperar; las regulaciones, si no pueden evitarse, deberán ser voluntarias con tal de mantener en su vía el tren que acelera del laboratorio al mercado. Según algunas estimaciones de la industria, en los próximos 12 o 24 meses, se habrá moldeado el troquel para la figura estratégica de un Nuevo Nano Orden Económico.

Foros:

En línea con el impulso científico del G8 en pro de los pobres, la Comisión Europea en Bruselas realizó una segunda reunión para considerar el borrador de un Código de Conducta/Marco de Trabajo de Principios Compartidos para la nanotecnología. A paso de marcha, la OCDE lleva a cabo reuniones en París para consolidar un enfoque regulatorio que encare los aspectos ambientales y de salud no resueltos que provocan más y más preocupación. Únicamente el Macro Sur (Brasil, China, India, Corea, Singapur, Sudáfrica, Argentina, México, etcétera) suelen asistir a estas reuniones a puerta cerrada que intentan fijar políticas relacionadas con la nanotecnología. Hasta la fecha, Naciones Unidas y sus agencias especializadas han quedado al margen. Todos los gobiernos del Sur que esperan tener voz en esta sublevación tecnológica, discutieron el papel de todas las tecnologías convergentes durante la reunión de evaluación de objetivos de desarrollo en el nuevo milenio, la reunión Millenium Development Goals Assessment, que tuvo lugar en Nueva York entre el 14 y el 16 de septiembre. Cada una de las agencias especializadas de Naciones Unidas deberán hacerlo lo antes posible.

Políticas:

Dado que la confianza pública en la ciencia gubernamental o privada está perennemente a la baja, es crítico un diálogo social en torno a la convergencia tecnológica en la escala nanométrica. No es papel de los científicos “educar” al público. Es la sociedad quien debe determinar los objetivos y los procesos de las tecnologías que financia. No se necesita un código de conducta sui generis (o inevitablemente voluntario) para la nanotecnología. Lo que se necesita es una Convención Internacional para la Evaluación de Nuevas Tecnologías (CIENT) más amplio y más vinculatorio en lo legal. A los países del Sur que negociaron ventajas de intercambio (en mercancías y manufacturas) en la Ministerial de la OMC de Hong Kong en diciembre se les pidió, de alguna manera, que renuncien a su soberanía a cambio de acceso a mercados para materias primas o bienes manufacturados que muy pronto pueden resultar irrelevantes con el desarrollo de la nanotecnología.

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