Asalto corporativo a las semillas

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Silvia Ribeiro*

Nunca en la historia de la agricultura y la alimentación ha habido una concentración tan grave de la industria de semillas, llave de la red alimentaria. Los transgénicos han sido una estrategia fundamental para ello. Solo seis empresas transnacionales – Monsanto, DuPont, Syngenta, Dow, Bayer, Basf– controlan el 100 % de las semillas transgénicas cultivadas en el mundo, y todas son originalmente fabricantes de químicos.

Hace 35 años, había miles de empresas semilleras y ninguna tenía el 1% del mercado global. Hace 20 años, las diez mayores compañías de semillas ya tenían el 30 %  del mercado comercial global y Monsanto no estaba en la lista. Actualmente Monsanto sola tiene el 26% del mercado global de todo tipo de semillas. Con DuPont y Syngenta  controlan el 53% del mercado mundial de semillas comerciales de todo tipo. Las diez mayores semilleras controlan el 75.3 % (ETC Group, 2013).

Monsanto, DuPont y Syngenta están entre los 10 principales fabricantes de agrotóxicos, desde hace más de 20 años, cuando esos 10 controlaban el 81% del mercado global.  Hoy alcanzan un increíble 95%.

Para dominar el mercado semillero Monsanto compró entre otras a las semilleras Agroceres, Asgrow, Cristiani Burkard, Dekalb, Delta & Pine, Seminis, la división semillas de Cargill Norteamérica. DuPont compró al gigante Pioneer-HiBred; Novartis y AstraZeneca se fusionaron formando Syngenta.  Este asalto al sector semillero por parte de los fabricantes de venenos, explica que más del 85% de los cultivos transgénicos sean manipulados para tolerar agrotóxicos, el mercado que les da más ganancias.

Aunque las mismas empresas controlan la mayoría de las semillas comerciales, transgénicas o no, prefieren vender transgénicos, pese a que según 16 años de estadísticas oficiales de Estados Unidos, las semillas transgénicas han demostrado tener menor productividad por hectárea y usar mucho más agrotóxicos, además ser significativamente más caras. O sea, pese a ser un producto peor que los híbridos que ya estaban en el mercado, un absurdo que lograron gracias a su dominio del mercado.

Prefieren transgénicos por varias razones: al ser semillas resistentes a agrotóxicos aumentan sus ventas en ambos rubros. Además, como todas están patentadas, guardar semilla para la próxima siembra se volvió ilegal, asegurándoles más dependencia de los agricultores y ganancias extras al llevan a juicio a quienes se contaminan con sus transgenes patentados. Así han realizado cientos de juicios contra agricultores en Estados Unidos y es el camino que sigue para México. (Center for Food Safety, 2013).

Pese a este sombrío panorama, aproximadamente las tres cuartas partes de las semillas que se usan en el mundo son semillas propias en manos de los campesinos, campesinas y agricultores de pequeña escala.  En México la situación es similar. El 85 por ciento de los que trabajan la tierra son campesinos con predios menores de 5 hectáreas. Del total de la superficie sembrada con maíz, en el 30 por ciento se usan semillas híbridas, mientras que en el 70 por ciento se usan variedades campesinas o acriolladas.

En la década de 1960, el Estado promovió la generación de variedades, producción y comercialización de semillas públicas, con lo cual, entre éstas y las semillas campesinas se cubría básicamente la totalidad de la demanda nacional.  Este sistema público fue desmantelado a partir de 1991, año en que se permitió participar sin restricciones al sector semillero privado. La sucesiva creación y modificación de leyes significó un vertiginoso avance del sector semillero multinacional en el país. Actualmente, la corporaciones transnacionales dominan la venta de semillas comerciales en todos los cultivos y en maíz, Monsanto y DuPont venden el 95 por ciento de la semilla híbrida. (Luna Mena et al, 2012)

La Asociación Mexicana de Semilleros A.C. (AMSAC) refleja claramente esta situación de oligopolio. De los siete miembros de su Consejo Directivo en 2014, seis son transnacionales. Monsanto, DuPont (PHI México), Dow AgroSciences y Syngenta, las empresas que presionan para plantar maíz transgénico en México, están en ese Consejo.

La AMSAC ha sido un cabildero principal para promover los transgénicos y también para ajustar las leyes a las exigencias de las transnacionales. Son quienes estuvieron detrás de la formulación de la Ley de Producción, Certificación y Comercio de Semillas del 2007, que avanzó desde varias puntas para dar garantías y ventajas al oligopolio semillero transnacional, estableciendo desde incentivos a la privatización y certificación de semillas a establecer registros que tienden a ilegalizar el intercambio informal de semillas y culpabilizar a los que no usan semilla certificada por “contaminación”. Esta ley se complementa con la protección que les otorga la Ley Federal de Variedades Vegetales a su propiedad intelectual sobre semillas (derechos de obtentor), factor fundamental para que las empresas puedan demandar a los agricultores contaminados con transgénicos. Sin embargo, con la presente ley no les alcanza y buscan hacerla más restrictiva. Según la AMSAC, una de sus prioridades para 2014, es lograr el cambio de esa ley para armonizarla con los requerimiento del convenio internacional UPOV 91, que convierte los derechos de obtentor casi en equivalentes a patentes. (Grain, 2013)

Además de serios impactos a la biodiversidad, la salud, el ambiente; permitir cultivos transgénicos en México significa entregar la soberanía y la decisión sobre qué comemos y a qué costo, a unas pocas transnacionales.

*investigadora del grupo ETC

REFERENCIAS

Center for Food Safety, (2013). Seed Giants VS U.S. Farmers. En Center for Food Safety, disponible en http://www.centerforfoodsafety.org/files/seed-giants_final_04424.pdf

ETC group, (2013). “El carro delante del caballo. Semillas, suelos y campesinos. Quién controla los insumos agrícolas 2013.” En ETC Group, disponible en http://www.etcgroup.org/es/content/el-carro-delante-del-caballo-semillas-suelos-y-campesinos

Grain, (2013) “Leyes de semillas en América Latina, una ofensiva que no cede y una resistencia que crece” En Grain, disponible en http://www.grain.org/article/entries/4801-leyes-de-semillas-en-america-latina-una-ofensiva-que-no-cede-y-una-resistencia-que-crece-y-suma

Luna Mena, B. et al, (2012) “Perspectivas de desarrollo de la industria semillera de maíz en México”, en  Rev. Fitotec. Mex. Vol. 35 (1): 1 - 7, 2012