El clima nuevo del Emperador

La geoingeniería como cuento de hadas del siglo XXI

La idea de rediseñar el planeta entero (geoingeniería) solía ser tema de la ciencia ficción, pero en los últimos años un pequeño grupo de entusiastas de la geoingeniería se ha empeñado en darle un aire de respetabilidad. El 1 de septiembre habrán logrado que la institución científica más antigua del mundo, la Sociedad Real del Reino Unido (Royal Society), legitime proyectos peligrosos de manipulación del planeta con una transparencia mínima y aún menos participación pública.
 
Ciento setenta años después de que Hans Christian Andersen escribió su cuento “El traje nuevo del Emperador”,[1] un cuento análogo se está tejiendo alrededor de un evento en su tierra natal que afectará a todo el planeta: las negociaciones sobre cambio climático global este diciembre en Copenhague. Esta vez no es un emperador desnudo el que escandalizará a la gente, sino las posturas igualmente indecentes de los líderes mundiales preparándose para una reunión en la que deben elaborar un tratado post-2012 sobre el clima, cuya meta es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo suficiente para disminuir el calentamiento global.
 
La Sociedad Real juega un papel muy importante en esta “obra”, al ofrecer una plataforma prestigiosa y un micrófono global a algunos embusteros modernos. El emperador en la fábula infantil, alentado por sastres deshonestos, finge poder ver los tejidos invisibles de su nuevo y elegante traje, de la misma manera que los líderes políticos, con el apoyo de científicos, fingirán que la tecnología nos salvará de la crisis climática. Para lograr que todos le tengamos fe a esta falacia, necesitan primero crear un “clima” adecuado y después hacernos creer en cuentos de hadas.
 
El Grupo ETC se opone a la geoingeniería y advierte que dedicar recursos a la investigación y a la experimentación nos colocarán en una trayectoria muy peligrosa. Considerada junto a las necesarias respuestas posibles y urgentes al cambio climático antropogénico, la geoingeniería es un camino equivocado e invertir en ella más voluntad política y recursos será un despilfarro, que además implica grandes riesgos para todos. Nuestras investigaciones nos muestran que todas las tecnologías de geoingeniería, por ser de gran escala, altamente centralizadas y de aplicación comercial, así como por tener una alta potencialidad de usos militares, siempre conducirán a resultados injustos. Creemos además que la ilusión de un “remedio tecnológico” sirve como una excusa muy conveniente para que los poderosos le sigan dando largas al problema y sigan evitando hacer los cambios urgentes que se necesitan para revertir la trayectoria climática. En un mundo sano y sensato, la opción de la geoingeniería ni siquiera estaría en discusión, y nadie en pleno uso de razón promovería hacer experimentos.

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