Diciembre 13, 2007

El mundo impide la fertilización del océano: Ganamos el primer round contra la geoingeniería

191 países acuerdan una moratoria a la captura de carbono en el océano
Hacia el fin de la novena reunión de Naciones Unidas sobre el Convenio de Diversidad Biológica en Bonn, Alemania, los gobiernos del mundo acordaron unánimemente establecer una amplia moratoria “de facto” sobre las actividades de fertilización del océano. La primera decisión global sobre las tecnologías de geoingeniería debe sentar el precedente para terminar con los planes comerciales de secuestro de dióxido de carbono por medio del vertimiento de nutrientes al océano abierto. Sin embargo, una compañía de fertilización oceánica, Climos Inc., de San Francisco, parece movilizar todas sus fuerzas para desafiar este consenso internacional. 

“El mensaje del Convenio de Diversidad Biológica es claro. El mundo no quiere fertilización comercial del océano y las compañías como Climos deben buscarse otras ocupaciones”, afirmó en Bonn Pat Money, Director Ejecutivo del Grupo ETC. “La fertilización del océano podría ocasionar mareas tóxicas, esterilización de aguas y afectar los ecosistemas y las formas de vida marinas y costeñas. Hay acuerdo unánime entre los 191 países aquí presentes en que es totalmente equívoca esa forma de enfrentar el cambio climático.   

El ministro alemán del ambiente y presidente del CBD, Signar Gabrielle anunció esta mañana que se había logrado un acuerdo para una moratoria “de facto” en el nivel ministerial de la discusión. Declaró a Reuters que “es una idea muy extraña, el que la tecnología puede resolverlo todo. Es muy riesgosa y muestra lo que los humanos están dispuestos a hacer. Me congratulo de que logramos acordar en una moratoria.”(1) El acuerdo pide a los países “asegurar que las actividades de fertilización del océano no ocurran hasta que haya una adecuada base científica sobre la cual justificar tales actividades, incluyendo la evaluación de los riesgos asociados.” La moratoria hace una excepción para la investigación científica en pequeña escala, pero advierte que tales estudios solo podrán autorizarse “si justifican la necesidad de reunir información científica, y deben someterse a una profunda evaluación previa sobre los impactos potenciales de la investigación sobre el ambiente marino, y deben controlarse con todo rigor, y no usarse para generar y vender bonos de carbono o para ningún otro propósito comercial.
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